sábado, 19 de mayo de 2012

Venenoso amor

Querido y fiel diario,

El día de hoy, qué decir, no ha diferido mucho de los días anteriores. ¡Oh, mentira! Hoy lo volví a ver. Sí, a ese mismo hombre, al que hace años, vi por última vez, en aquel enorme faro que iluminaba el oscuro océano. Aquel enigmático hombre, con aquel impecable e impoluto traje negro, de mirada azul y ausente. Quién sabe de su vida, quién puede ser la persona que conoce sus pensamientos.



Desde la pequeña ventana por la que siempre contemplo el horizonte, una vez más vuelvo a reconocerlo, ahí está él: igual que hace catorce años, sentado junto a la fuente,tan misterioso con su negro sombrero de copa, siempre acompañado de su libreta marrón y su pluma. No puedo ver con claridad qué escribe, qué ideas, qué poema está rubricando con tanta delicadeza. Una lágrima brota de su pálido rostro, cuyas primeras arrugas son testigos del paso del tiempo, la tristeza y, con toda probabilidad, la desesperación. Una lágrima tras otra va cayendo en las hojas de tono sepia de su libreta: al momento, abatido, arranca de un tirón aquella página que yo misma conservo, y que al mismo tiempo, me da pistas para saber quién es aquel enigmático y abatido hombre, del cual creo, más bien estoy segura, que me enamoré hace ya catorce años. Un trozo de papel arrugado y húmedo, que podría acabar hecho trizas, pero que a mí me dice mucho, y me ayudará a encontrarme con él.

No soy perfecto, ni poeta tan siquiera, sólo un condenado enamorado, cuyas ardientes lágrimas queman mi piel y brotan como manantiales de mis ojos, tejiendo ante mí un enorme manto de tristeza y desesperación; aquel cielo sin estrellas, aquel aura rojiza, carmesí y llena de pasión, desembocando en una condena, superior a mí y a mis fuerzas.
Mi cordura perderé, y mi energía sucumbirá a las poderosas garras de mi particular infierno, sí, ese que yo llamo y a la vez siento como amor venenoso. ¿De que me vale sentir dentro de mí esta rara y a la vez maravillosa sensación, si ya sé que aunque te busco, no apareces? Que la esperanza no me deje de lado, porque mi corazón me dice, que el amor puro no vale nada. Gavin